Santiago, Chile
En 1856 comienzan a formarse los partidos políticos en Chile, siendo el Partido Radical, en 1888, el primero en el país en tener, además de un programa escrito, estatutos escritos. Este partido estuvo en principio integrado por radicales, nacionales y liberales que se oponían a la fusión liberal-conservadora, llegando a ser en 1932 el segundo conglomerado más poderoso después de los conservadores. Sin embargo, en1937 el partido se retira del gobierno que contaba con el apoyo de los partidos liberal, conservador y demócrata: pasando a formar parte de la oposición e integrándose al Frente Popular conformado mayoritariamente por partidos de izquierda. De hecho, es posible distinguir en su evolución doctrinaria tres fases partidistas: la primera, que se presenta netamente antirreligiosa; una segunda, con marcada inclinación individualista y; la última, encaminándose al socialismo. En 1938 comenzó la era radical o de los "gobiernos radicales", cuyos presidentes llegaron a serlo gracias al apoyo de una coalición de partidos, lo que generó inevitables compromisos que desembocaron en continuas dificultades. Tanto Pedro Aguirre Cerda como Juan Antonio Ríos se vieron enfrentados a sucesivas crisis de gabinete y la división interna del partido, producto de la presión de los distintos partidos por acceder a cargos públicos, así como de la pretensión del propio radicalismo de ejercer manejo sobre la composición del gabinete. Asimismo, a Gabriel González Videla—que se diferenció de sus antecesores por su cuidado en agradar a todas las corrientes y obtener por este medio su colaboración— le fueron concedidas en cinco oportunidades facultades extraordinarias para hacer frente a las emergencias que encaraba su gobierno. Más aún, el último período de este gobierno estuvo marcado por un clima de caos, desprestigio gubernativo y descontento popular debido tanto a la gestión económica, como a las prácticas ejercidas por los partidos políticos.