El Contrat Social es un tratado de filosofía política, en cuyo contexto la voluntad general se constituye como un principio político fundamental, origen del funcionamiento recto y eficaz del Estado. Para entender la consistencia de la voluntad general, es necesario referirse a la teoría de la conciencia moral que surge de la Profession de loidu Vicaire savoyard en el Émile, que tiene relación con la teoría de la bondad original del hombre que plantea Rousseau en el Discours sur l'origine de l'inégalité. Desde esta perspectiva, la voluntad general es expresión de la conciencia moral del hombre, y es anterior, por lo tanto, a cualquier tipo de consenso nacional. El consenso —la voluntad de todos— no concuerda, en muchas ocasiones con la voluntad general. Esta última, aunque surge de la consulta popular, el ejercicio de la soberanía no llega a ser tal por cuantificación de votos, sino en la medida en que es expresión de la ley natural, que proviene, como una anticipación moral universal, del corazón purificado del hombre. No es posible, por tanto, extraer la voluntad general por medio de una técnica política, porque ella es consecuencia de una conversión psicológica profunda, de una ascesis moral. La manifestación de la voluntad general es la ley, que en tanto es expresión, en último término, de la conciencia moral, libera, eleva moralmente al hombre. En este sentido, esencialmente moral, el Contrat Social es un tratado acerca de la libertad política.