En un ejercicio de proyección hacia 2058, este artículo académico presenta una visión sobre el impacto de la inteligencia artificial (ia) en la reconfiguración del poder, la libertad y la democracia, cuestionando la necesidad del Estado democrático constitucional en un mundo dominado por la tecnología.
Por un lado, la eficiencia y la capacidad de solución de las ia sugieren que podrían ofrecer mecanismos más efectivos para la Administración Pública, superando las limitaciones burocráticas de las estructuras humanas tradicionales. Esta postura plantea que, al depender de la ia para soluciones optimizadas, podríamos llegar a cuestionar la relevancia de los principios, los valores y las estructuras normativas e institucionales tradicionales, que han sido forjadas a través de complejos procesos histórico-políticos.
Por otro lado, el argumento contrapuesto advierte sobre los riesgos de una excesiva dependencia tecnológica. A pesar de las ventajas que la ia puede ofrecer, su dominio sin regulación o escrutinio podría amenazar las libertades y derechos humanos, generando desigualdades y afectaciones.
La principal reflexión del trabajo gira en torno al «constitucionalismo digital», una propuesta que busca equilibrar los beneficios de la ia con los valores democráticos y principios constitucionales. Este enfoque defiende la idea de que es posible, y necesario, armonizar la tecnología con el respeto y la promoción de los derechos humanos, evitando así que la eficiencia tecnológica se imponga sobre las garantías democráticas o nos lleve, necesariamente, a tener que decidir entre una u otra visión.
In a forward-looking exercise towards 2058, this academic article presents a perspective on the impact of artificial intelligence (AI) on the reshaping of power, freedom, and democracy, questioning the necessity of the constitutional democratic state in a world dominated by technology.
On one hand, the efficiency and problem-solving capabilities of ais suggest that they could offer more effective mechanisms for public administration, surpassing the bureaucratic limitations of traditional human structures. This stance posits that, by relying on ai for optimized solutions, we might come to question the relevance of traditional principles, values, and normative and institutional structures, which have been forged through complex historical-political processes.
On the other hand, the opposing argument warns about the risks of excessive technological dependency. Despite the advantages that ai can offer, its unregulated or unscrutinized dominance could threaten human freedoms and rights, creating inequalities and adverse effects.
The main reflection of the work revolves around «digital constitutionalism,» a proposal that seeks to balance the benefits of ai with democratic values and constitutional principles. This approach defends the idea that it is possible, and necessary, to harmonize technology with the respect and promotion of human rights, thereby preventing technological efficiency from prevailing over democratic guarantees or necessarily leading us to have to choose between one vision or the other.