El autor realiza un análisis de las relaciones entre cambio social y democracia, a la luz de una reflexión crítica sobre los límites de la política y el mercado. Si bien la democracia restringiría el cambio social a determinados procedimientos —los cuales, a su vez, tenderían a favorecer ciertos contenidos—, de otra parte, ella ofrecería las condiciones políticas para la innovación social mediante la diferenciación y reducción del ámbito de la política, lo cual permite a los otros subsistemas de la sociedad organizarse de manera relativamente independiente y "aumentar su complejidad y su potencial de respuesta, cambio y adaptación". Respecto del ámbito de acción del mercado, y frente a proposiciones en el sentido que éste debería proveer la meta coordinación de la sociedad, el autor plantea cuáles serían los problemas e inconvenientes que ello entrañaría en áreas como la salud y la educación, así como para los procesos de socialización e integración social.