La realidad del acogimiento familiar y la adopción, como dos formas de protección a la infancia en situación de desamparo han venido siendo dos realidades paralelas separadas por un muro que las hacía incompatibles. Sin embargo, en los últimos años se viene hablando de la necesidad de una «permeabilidad» entre ambas figuras jurídicas que permita que familias acogedoras puedan convertirse en adoptantes del menor que acogen.