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Fernando González-Laxe 
La actual dimensión de lo oceánico (incluida la pesca) se caracteriza por la existencia de problemas y conflictos de ámbito global, no compartimentalizados, del que ningún país puede sustraerse. La mayor concienciación sobre las cuestiones vinculadas a la sustentabilidad de los recursos pesqueros; la necesidad de arbitrar acciones orientadas a resolver y a regular las condiciones de acceso a las pesquerías; la aplicación de distintas estrategias empresariales y los conflictos entre jurisdicciones nacionales y en los espacios de jurisdicción internacional (alta mar y zonas transzonales), reflejan la necesidad de implementar nuevos impulsos en lo tocante a los códigos de conducta aplicados por los productores y a las resoluciones adoptadas en el marco de la ordenación pesquera por parte de las autoridades públicas. Igualmente, la progresiva trasnacionalización de las actividades; la creciente intensidad de los flujos comerciales y la amplia movilidad de los capitales exigen poner en marcha mecanismos que garanticen la interacción entre actores privados y públicos y entre las instituciones en aras a garantizar la sostenibilidad y la aplicación de principios precautorios en la gestión, que impriman coherencia a las acciones de cooperación y contribuyan a mitigar la desnutrición de los países en desarrollo. Nuestra aportación se centra en, primer lugar, en la exposición de los cambios en el orden oceánico destacando las fuertes mutaciones experimentadas. A continuación enfocamos las características básicas sobre las que sustenta la gobernanza pesquera; presentamos, posteriormente, los indicadores que permiten medir la eficiencia y sustentatibilidad pesquera; y finalizamos, en la sección cuarta, describiendo los posibles escenarios del sector pesquero y la controversia sobre los sistemas de gestión.
