El debate sobre Estado y mercado, sostiene Norbert Lechner, tiende a ser polémico porque pone en juego la idea que nos hacemos del orden social. Para evitar la fetichización de uno u otro elemento se plantea entonces la conveniencia de situar la relación en su respectivo contexto histórico. Si bien el actual proceso de globalización cuestiona la tradicional intervención estatal, es ilusorio, se señala, identificar el desarrollo con el mercado. Según el autor, los acontecimientos de Europa nos recuerdan que el mercado es una categoría social; el funcionamiento del mercado se encuentra determinado por su inserción en instituciones políticas, estructuras sociales y procesos culturales. Vale decir, por sí solo el mercado no genera ni sustenta a un orden social y, por el contrario, presupone una "política de orden". Esta implica dos procesos de integración —integración al sistema mundial e integración social—que requieren tanto la dinámica del mercado como, por sobre todo, una redefinición del Estado