Santiago, Chile
No es necesario asumir la perspectiva neo o para marxista en el origen de la denuncia de "la sociedad de consumo" —se sostiene en el presente ensayo— para reconocer que el consumismo es una deformación que implica una inversión de la justa relación entre el ser y el tener. Allí donde la exigencia del verdadero desarrollo humano supone que el tener se ponga al servicio del ser, el consumismo suplanta el ser por el tener. Esto, no obstante, no debe llevar a desconocer —advierte el autor— el carácter natural e indispensable del consumo mismo. A este respecto, y en los límites de lo instrumental, se señala, debe afirmarse que el desafío que se le presenta a la mayor parte de la humanidad es el de consumir suficientemente. El hombre mismo es un animal racional de consumo.