En este artículo intentaré establecer una relación entre las ideas del fraile franciscano del siglo XIII, Pedro Juan Olivi, y las ideas de Adam Smith sobre el dinero, el capital y la usura, tal como se analizan en La riqueza de las naciones. Olivi fue probablemente el primer pensador que introdujo el concepto de capital para analizar la vida económica y, en especial, el trabajo de los mercaderes. En su De Contractibus apeló a esta idea al abordar la difícil cuestión del dinero y la usura, tratando de saber si era moralmente lícito prestar dinero a los mercaderes y ganar algún tipo de interés con él. Aunque la posición tradicional era contraria al cobro de intereses, considerado moralmente ilícito, Olivi comprendió que esto debía reevaluarse en vistas de defender el trabajo de los mercaderes. Así, para resolver esta difícil tensión entre dinero, usura y vida comercial, Olivi desarrolló algunas ideas que fueron luego continuadas en los siglos siguientes, primero entre otros franciscanos pero luego por otros intelectuales, como Grotius y Pufendorf. Si mi hipótesis es correcta, las ideas de Adam Smith sobre el dinero, el capital y la usura están respondiendo, especialmente en algunos pasajes de RN, a ciertos problemas plan-teados por esta tradición. Sin duda, las ideas de Smith acerca de este tema no pueden ser concebidas como un simple desarrollo de la tradición escolástica franciscana. Pero, por otro lado, creo que una revisión de esta tradición puede ayudarnos a desplegar nuevas perspectivas sobre la obra de Smith.
In this article, I will attempt to establish a connection between the ideas of the thirteenth century Franciscan friar, Peter John Olivi, and Adam Smith’s ideas concerning money, capital, and usury, as analyzed in The Wealth of Nations. Olivi is credited as perhaps the inaugural theorist to employ the concept of capital in examining the economic activities, notably those of merchants. In his De Contractibus, he appealed to this idea when addressing the challenging issue of money and usury, trying to determine if it was morally permissible to lend money to merchants and earn some form of interest on it. Despite prevailing doctrines that deemed the collection of interest morally reprehensible, Olivi recognized the necessity of reevaluating such stances to advocate for the work of merchants. To mediate the complex interplay between money, usury, and commercial life, Olivi formulated several propositions that were subsequently elaborated upon through the centuries, initially by his Franciscan peers and later by scholars such as Grotius and Pufendorf. If my hypothesis holds, the discourses of Adam Smith on money, capital, and usury, particularly in selected sections of The Wealth of Nations, are in dialogue with the challenges posed by this tradition. It is imperative to acknowledge that Smith’s discourse on these matters does not extend the Franciscan scholastic tradition. Nonetheless, a reexamination of this tradition may yield novel insights into Smith’s work.