Desde la creación de los sistemas de pensiones en las primeras décadas del siglo XX, los Estados americanos han concretado un modelo predominantemente contributivo, asumiendo los perfiles de la seguridad social de Bismarck de finales del siglo XIX, incluso antes que los países desarrollados. Luego, en la década de 1990, alrededor de una docena de países de la región llevaron a cabo reformas estructurales innovadoras en sus sistemas de pensiones, pasando a sistemas de capitalización individual de gestión privada, las AFP.Finalmente, y ante la evidente insuficiencia en términos de cobertura de los sistemas contributivos -ya sean públicos o privados-, un grupo importante de países de las Américas, y en un corto período de tiempo, incorporaron componentes universales e inclusivos, o reformaron sus sistemas con en fin de aumentar la cobertura. Lo hicieron con relativo éxito, ya que la cobertura promedio ponderada de América Latina aumentó del 51,5% en 2000 al 76,2% en 2017.
Since the creation of the pension systems of the first decades of the twentieth century, America has concretized a predominantly contributory model, assuming the profiles of Bismarck’s social security at the end of the nineteenth century, even before the developed countries. Then, in the 1990s, about a dozen countries in the region carried out innovative structural reforms in their pension systems, moving to privately managed individual capitalization, the AFPs.Finally, and in view of the evident inadequacy in terms of coverage of contributory systems - whether public or private - a large group of countries in the Americas, and in a short period of time, incorporated universal, inclusive components, or reformed their systems in order to increase coverage. They did so with relative success, as the weighted average coverage of Latin America increased from 51.5% in 2000 to 76.2% in 2017.