Santiago, Chile
El autor examina la función desempeñada por la glasnost en el pro-eso que concluyó con la desintegración de la URSS. De acuerdo a este análisis, los objetivos originales de la glasnost, es decir, servir de apoyo y complemento a la perestroika (haciendo posible el conocimiento público de profundas fallas, graves deficiencias e ineficiencias administrativas y corrupción), pronto se vieron excedidos. No sólo se puso en evidencia que los problemas eran mucho mayores en extensión y en profundidad de lo que se había previsto, sino que existía una interrelación entre ellos que tendía a retroalimentarlos recíprocamente. Esta peligrosa imbricación era la consecuencia de la ideología en todas las esferas de la sociedad. Así, el horizonte de las críticas se amplió rápidamente hasta llegar a plantear serias dudas respecto de los fundamentos de la legitimidad del régimen. Finalmente, el resurgimiento del largamente silenciado problema de las nacionalidades constituiría el último anuncio de la inevitabilidad del desmantelamiento final del imperio. La perestroika, por consiguiente, no podía sino fracasar, pues el propósito de Gorbachov de reformar el sistema sin salirse de él era inviable y contradictorio. A través de la glasnost, se concluye, había quedado de manifiesto que el sistema no era reformable; sólo cabía cambiarlo.