En este ensayo se examinan críticamente los principales rasgos y antecedentes de la mentalidad “racionalista” que, desde el siglo XVII en adelante, ha penetrado progresivamente en las distintas áreas del quehacer humano, especialmente en aquella que parecería ser menos susceptible —a juicio del autor— a un tratamiento de esta suerte: la política. En lo que constituye un escrito fundamental para entender el conservantismo contemporáneo, se sostiene que la concepción racionalista del conocimiento (que estima que no hay más conocimiento que el saber técnico y que la razón por sí sola puede dirigir y controlar completamente los asuntos humanos), junto a su afán de certeza subyacente, tienen un efecto corrosivo en la vida humana al socavar la autoridad de la realidad social y de la historia en su especificidad y concreción. Oakeshott considera que el carácter abierto de la experiencia humana escapa a todo esfuerzo de sistematización. Distingue así entre “racionalismo” y la guía valiosa de la razón en la conducción de los asuntos humanos y, en particular, de la política.