La disertación explora el concepto de mal radical en el pensamiento filosófico de Immanuel Kant. Se centra en el análisis del concepto a partir de la Religión dentro de los Límites de la mera razón, donde señala que es una propensión inherente a la naturaleza humana que inclina a los individuos a tergiversar las máximas morales, sirviendo a inclinaciones e intereses egoístas. A diferencia del mal moral, que se refiere a actos individuales que violan la ley moral, el mal radical afecta las disposiciones internas de la voluntad, tergiversando así principios éticos universales. A partir de ello, Kant distingue tres manifestaciones del mal radical: fragilidad, referida a la susceptibilidad a las inclinaciones sensibles; debilidad o la incapacidad de seguir el deber moral; y la malignidad o corrupción deliberada de las máximas morales, producto de la libertad individual que cada uno tiene de elegir entre el bien o el mal. Finalmente, la intervención explora las críticas suscitadas al concepto de mal radical en Kant, destacando las propuestas de Arendt, Schopenhauer, Foucault y Nietzsche, quienes cuestionan el optimismo moral kantiano para superar la inclinación natural al mal.