Felipe González Sánchez
A lo largo del siglo XX el municipio de Astillero, situado al fondo de la Bahía de Santander, sufrió un proceso continuo de degradación ambiental provocado por el desarrollo industrial y minero y, posteriormente, por el crecimiento urbano, que ha transformado gran parte del territorio municipal. Este desarrollo ha dejado tras de sí una serie de espacios postindustriales caracterizados por su degradación ecológica, pero paradójicamente con un enorme potencial desde el punto de vista de la restauración ambiental. Al tratarse de zonas altamente transformadas por la actividad industrial y urbana, el objetivo planteado de restauración ha sido el de la renaturalización y restauración ambiental, tomando como referencia los hábitats típicos de estas zonas costeras.
A finales de los años noventa del siglo pasado surgió en varios municipios de la bahía de Santander un interés por recuperar muchos de los espacios de esta bahía transformados y ocupados por el desarrollo industrial y urbano de las décadas anteriores. De alguna manera se había despertado en estas localidades una conciencia del daño infligido por este crecimiento económico y de la necesidad de volver a conectarse con esa bahía común de la que se habían separado. El Plan ecoASTILLERO XXI nació, así, para dar una segunda oportunidad a estos espacios y convertirlos en áreas naturales para la gente y la biodiversidad de este municipio. Sin duda, la cooperación de más de dos décadas entre el municipio de Astillero y SEO BirdLife ha permitido que se alcancen de manera sobresaliente ambos objetivos, y que hoy día Astillero se haya convertido en un municipio de referencia en la restauración de áreas degradadas y su transformación en nuevos espacios para la gente y la naturaleza.
Los espacios restaurados en el marco del Plan ecoASTILLERO XXI suman más de 70 ha en tres ámbitos: Marismas Blancas, Marismas Negras y Morero. El diagnóstico ecológico al inicio del proyecto nos mostraba unos espacios generados por la ocupación y relleno de amplias superficies de marismas para su destino a actividades industriales o como depósitos de los estériles de la minería. Muchas de las zonas alteradas se habían convertido en vertederos de inertes y escombros, dando lugar a una proliferación de especies exóticas invasoras, principalmente plumero de la pampa (Cortaderia selloane), que en estas enormes superficies de suelos degradados encuentran un sustrato ideal para asentarse además de chilca (Baccharis halimifolia) y bambú japonés (Fallopia japónica).