Nuria El Khadir, Manuel Martín López
Es conocida la hipótesis de que el nombre de Hispania podría derivar de la expresión fenicia “tierra de conejos” o más bien “tierra de damanes” (damán Hyraxsyriacusa) animal no emparentado con el conejo, pero con similitudes morfológicas y comportamentales con este último, y que era conocido por estos pueblos orientales. Al contrario que nuestro conejo (Oryctolagus cuniculus), el damán sí es originario de Oriente Medio, de donde procedían los fenicios. Cuando los navegantes fenicios arribaron a las costas ibéricas les impresionaría la gran cantidad de animalillos parecidos a sus damanes, siendo ésta la característica más llamativa de las nuevas tierras, hasta el punto de que les serv iría para referirse a ellas.
Su biología y etología hacen del conejo una especie muy particular y con una gran importancia en el funcionamiento de los ecosistemas en los que habita. Su distribución espacial agregada, implica que pueda alcanzar densidades extremadamente altas en unas zonas, mientras que en zonas próximas y de similares características, estas densidades caen a valores mínimos o incluso puede no estar presente.