La humanización en la atención a las personas cuando están enfermas, es decir, cuando están en una situación de vulnerabilidad, es una acción inherente a cualquier profesión sanitaria y a cualquier servicio asistencial. Es un proceso continuo que busca mejorar la calidad de los servicios de salud, promoviendo una atención integral personalizada, centrada en la persona, y considerando sus necesidades físicas, emocionales, sociales y espirituales. Uno de los grandes retos de los sistemas sanitarios del S.XXI es lograr que el paciente vuelva a ser protagonista de las actuaciones el ámbito de la salud, también en el ámbito de la salud laboral.