La nueva «supermayoría» de jueces conservadores de la Corte Suprema norteamericana ha adoptado, desde el año 2020, un nuevo estándar de constitucionalidad, el «tradicionalismo», y con él ha derogado la protección del derecho al aborto vigente para las mujeres estadounidenses durante medio siglo; ha aminorado la posibilidad de restricción del uso de armas de fuego; ha limitado la capacidad de las agencias gubernamentales para proteger la salud, la seguridad públicas y detener el cambio climático, y ha declarado inconstitucionales las medidas de discriminación positiva tradicionalmente empleadas por las universidades estadounidenses para garantizar la igualdad por motivos de raza. Esta regresión en materia derechos fundamentales trae causa de la aplicación del test de la «historia y tradición». Al análisis de este y de las consecuencias y riesgos de su aplicación se dedica el presente artículo.
The new “super-majority” of conservative judges of the North American Supreme Court has adopted, since 2020, a new standard of constitutionality, “traditionalism”, and with it has repealed the protection of the right to abortion in force for American women during half a century; has reduced the possibility of restricting the use of firearms; has limited the ability of government agencies to protect public health, safety, and stop climate change; and has declared unconstitutional the affirmative action measures traditionally used by American universities to ensure equality based on race. This regression in terms of fundamental rights is caused by the application of the “history and tradition” test. This article is dedicated to the analysis of this and the consequences and risks of its application.