El constitucionalismo ha progresado en América Latina, pero sin consolidar sus bases institucionales porque siguen siendo controvertidos los roles del Estado y la Sociedad Civil. Los principios de subsidiariedad y solidaridad no son ampliamente compartidos, manifestán-dose en favor del primero quienes no adhieren al segundo y al revés. Tampoco el garantismo se ha entronizado y el control resulta a menudo ineficiente o insuficiente. La corrupción deri-va de factores como los aludidos y perjudica, gravemente, la vivencia de la democracia en Iberoamérica.