1.er Premio Revista Estudios Financieros 1995.Modalidad: Recursos Humanos.
La aceleración de la evolución tecnológica y social es sin duda una de las características más distintivas de nuestro tiempo. En el ámbito del trabajo, esta incidencia apunta hacia un cambio del modelo tradicional del oficio al modelo de las capacidades en el contexto de una sociedad postindustrial caracterizada por la información. Significa esto que los oficios evolucionan con rapidez exigiendo la permanente adaptación del oficial u operario, no tanto desde su especialización, sino desde la capacidad para integrar diferentes campos de conocimiento. Existe, por lo tanto, una necesidad permanente de asimilación de nuevas tecnologías, procesos de trabajo y procedimientos de gestión. En este contexto, el valor teórico de la formación no se pone en duda. La formación debe ser un recurso primordial de la organización para adaptarse con agilidad y mantener su posicionamiento competitivo.
Desde esta perspectiva, la formación es un elemento estratégico para las empresas. De hecho, en reiteradas ocasiones la importancia de la formación se ha puesto de manifiesto como uno de los pilares para una mayor competitividad de la economía europea y, por supuesto, española. Algunas iniciativas que respaldan lo dicho son los ambiciosos programas de financiación por parte de la Unión Europea como FORCEM o Leonardo. Inmersos en este panorama, la calidad de la formación y un conocimiento empírico de su repercusión, son las claves para optimizar el beneficio de sus efectos.