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Ángel Fernández Muñoz
La entrevista es el momento decisivo del proceso de selección. Por eso, no falta en ninguno de ellos. En base a ella (unida al resto de los datos acopiados sobre los candidatos) se suele tomar la decisión sobre la persona elegida.
Ocurre, sin embargo, que un elemento decisorio tan importante es escasamente fiable y moderadamente válido. Por tanto, su importancia real no se corresponde con sus atributos científicos. Aun así, sigue siendo insustituible.
Y si decimos que es poco válido y fiable, es porque -al tratarse de una interacción humana- está sujeto a los misterios de la percepción interpersonal. Es decir, varios entrevistadores pueden opinar de forma distinta sobre un mismo candidato en relación con un único puesto de trabajo.
Sin duda, las relaciones interpersonales están sujetas a múltiples factores. En este trabajo nos referimos exclusivamente a los denominados «efectos», es decir, a una serie de fenómenos residentes en el entrevistador que tamizan la información procedente del entrevistado.
