Joaquín Andrés Monzón Graupera
Nuestro propósito consiste en abordar el diseño de sendos patrones detallados, correspondientes a dos arquetipos límite: el arquetipo del directivo excelente y el del directivo pésimo. Se desea perfilar las características de dichas construcciones mentales o entes teóricos, con el fin de que puedan servir para contrastar respectivamente el éxito o el fracaso en el desempeño de directivos de empresa reales, sirviendo a su vez para permitir la realización posterior de pruebas empíricas que validen o rechacen las hipótesis que vamos a utilizar y las tesis que sostendremos.
La enorme variedad de niveles, funciones y atribuciones que presenta la abigarrada población directiva conduce a que sea extremadamente difícil la construcción de arquetipos directivos extremos; no obstante, creemos conveniente buscar los factores que puedan caracterizarlos. Lógicamente, contra mayor amplitud se desee para el detalle de características de un arquetipo, es más probable que algunas de dichas características sean contradictorias entre sí.
Sostendremos -aun a riesgo de simplificar excesivamente- que puede considerarse como directivo excelente aquel que se propone objetivos ambiciosos, logra buenos resultados y se las arregla para mantener y mejorar la cohesión y el entusiasmo del grupo humano que dirige, demostrando además que tiene potencial para tareas futuras de mayor responsabilidad en la organización que le emplea o bien en otra que plantee retos más ambiciosos.