El problema actual de los bulos es que se han roto algunos de los filtros básicos de contención de los mismos, porque ya aparecen en programas con millones de espectadores y hay periodistas que se prestan a difundirlos. Por eso, parece necesario que los poderes públicos empiecen a regular esta situación con medidas normativas, porque la autocontención de los medios de comunicación no se practica y además no es útil para atacar el origen difuso y anónimo de los bulos. No es técnicamente fácil, porque los bulos han surgido con frecuencia del anonimato y el fenómeno de Trump o de Núñez Feijoo difundiendo hechos inciertos es más bien minoritario, pero sería necesaria una Ley contra la desinformación.