Las consecuencias de los ciberataques no se limitan a los daños materiales directos que puedan causar como son la destrucción o bloqueo de un sistema informático, sino que existen también otros daños indirectos como pueden ser dejar a la cibervíctima en una situación de no poder cumplir con sus obligaciones frente a terceros por la paralización de la actividad a causa del ciberataque o, en la esfera procesal, la destrucción o bloqueo de información y documentos relevantes que se deban aportar a un procedimiento en un plazo determinado. Si bien los procedimientos judiciales en España se rigen por el principio de improrrogabilidad de los plazos procesales, el artículo 134.2 de la Ley de Enjuiciamiento Civil prevé, como excepción a dicho principio, la posibilidad de que se interrumpa —en estrictos términos, se suspenda— el plazo procesal en caso de fuerza mayor. El objeto del presente artículo es analizar si el ciberataque sufrido por una parte procesal o por un tercero que intervenga en el procedimiento puede considerarse como causa de fuerza mayor a los efectos de que se pueda acordar la interrupción del plazo procesal y, de ser así, qué aspectos procesales se deben tener en cuenta.
The consequences of cyberattacks are not limited to the direct material damage that they can cause, such as the destruction or blocking of a computer system, but there are also other indirect damages, such as leaving the cybervictim in a situation of not being able to comply with its obligations towards third parties due to the freezing of the activity due to the cyberattack or, in the procedural sphere, the destruction or blocking of relevant information and documents that must be filed in the proceedings on a certain moment. Although judicial proceedings in Spain are governed by the principle of non-extendability of procedural deadlines, article 134.2 of the Civil Procedure Law provides, as an exception to said principle, the possibility of interruption —in strict terms, suspension— the procedural term in case of force majeure. The purpose of this article is to analyse whether the cyberattack suffered by a party or by a third party that must intervene in the proceedings can be considered as a cause of force majeure for the purposes of the interruption of procedural terms and, if so, what procedural aspects should be taken into account.