Conectar la mirada geopolítica, que normalmente está cargada de pragmatismo y es responsabilidad de los hacedores de la política internacional o de elites académicas movidas por intereses científicos, no es tarea sencilla. En este propósito general, mediante un diseño de investigación cualitativa de base documental, próximo a la geopolítica crítica y a la filosofía hermenéutica dialéctica, el objetivo central de este ensayo fue describir, grosso modo, algunos aspectos epistemológicos de la geopolítica de los derechos humanos en el marco de los principales desafíos actuales que caracterizan al desenvolvimiento del orden mundial vigente en el siglo XXI. Los resultados obtenidos permiten concluir que, en cualquier mirada geopolítica y geoestratégica sería, la defensa de los derechos humanos debe ser una prioridad global y, en consecuencia, es responsabilidad de todos los actores trabajar juntos para garantizar su protección y promoción en un contexto mundial cada vez más complejo y cambiante, signado por las fuerzas entrópicas de los intereses aparentemente irreconciliables, las identidades culturales divergentes y las concepciones del mundo únicas que identifican a cada civilización y que, presagian el choque de civilizaciones, pero que sin duda, también abren puertas para el logro de nuevos consensos.
Connecting the geopolitical gaze, which is usually loaded with pragmatism and is the responsibility of international policy makers or academic elites driven by scientific interests, is not a simple task. In this general purpose, through a documentary-based qualitative research design, close to critical geopolitics and dialectical hermeneutic philosophy, the central objective of this essay was to describe, roughly, some epistemological aspects of the geopolitics of human rights in the framework of the main current challenges that characterize the development of the world order in force in the 21st century. The results obtained allow us to conclude that, in any geopolitical and geostrategic perspective, the defense of human rights must be a global priority and, consequently, it is the responsibility of all actors to work together to guarantee their protection and promotion in an increasingly complex and changing world context, marked by the entropic forces of seemingly irreconcilable interests, divergent cultural identities and unique worldviews that identify each civilization and that, while foreshadowing the clash of civilizations, undoubtedly also open doors for the achievement of new consensuses.