Miguel Angel Tenas Alós
La elección del nombre por el que los consumidores conocerán un producto resulta fundamental, más todavía en los automóviles, compra lógica en algunos casos pero, en otros, puramente pasional. Por ello, muchos nombres acumulan años en el mercado, generación de automóvil tras generación, y otras que han debido ser modificadas para países concretos, por problemas legales o idiomáticos. Si bien tal libertad se considera básica en nuestro ordenamiento jurídico, han existido excepciones, como la normativa rusa que indicaba cómo debían denominarse los automóviles. Algunos de ellos llegaron a nuestro país.