Uno de los problemas causados por la guerra entre Rusia y Ucrania es la posibilidad de que las sanciones y los bloqueos al comercio trastornen los ciclos agrícolas y originen una crisis alimentaria mundial. Los países trazan planes para contener la crisis y proteger a sus sectores más vulnerables. El aumento de los precios de los alimentos, las restricciones de oferta y el deterioro medioambiental agravarían la hambruna en diversas regiones. Entre tanto, en Latinoamérica, productores eficientes intentan aprovechar los nichos de mercado desatendidos y las oportunidades que entreabre la situación mundial.