La tecnología ha viabilizado todo tipo de cambios en la sociedad, uno de los más trascendentes se refleja en la forma en la cual nos relacionamos con nuestro entorno. Es así como los sistemas conversacionales posibilitan diversos tipos de interacciones de manera sencilla y permanente, al tiempo que su impacto se vuelve escalonado acorde a sus potencialidades y funcionalidades dentro de los entornos en los cuales se encuentran incorporados.
En este sentido, mediante la simulación de características específicas humanas estos sistemas intervienen sin mayor problema en el desarrollo de una conversación, con lo que generan una actitud de mayor o menor confianza ante sus respuestas, las mismas que conducirán a la toma de ciertas decisiones por parte de las personas; y, al ser entidades diseñadas, pueden adoptar las “formas” y “actitudes” que nosotros decidamos basados en la información que le suministremos, por lo que diversos aspectos en torno a la privacidad del usuario se encuentran seriamente comprometidos.
Indiscutiblemente el rápido desarrollo e interés por introducir los sistemas conversacionales en todas las actividades de nuestra vida cotidiana consolida la premisa de que cuanto más generalizado sea su uso, mayor será la cantidad de datos personales que estarán a disposición de terceros; y, en consecuencia, diversas consideraciones en torno a la privacidad deben ser replanteadas.
Technology has made possible all kinds of changes in society, one of the most important is reflected in the way in which we relate to our environment. Thus, conversational systems enable various types of interactions in a simple and permanent way, while their impact becomes staggered according to their potential and functionalities within the environments in which they are incorporated.
In this sense, by simulating specific human characteristics, these systems intervene without major problem in the development of a conversation, thus generating an attitude of greater or lesser confidence in their responses, which will lead to certain decisions being made by people; and being designed entities, they can adopt the “forms” and “attitudes” that we decide based on the information we provide, so that various aspects of user privacy are seriously compromised.
Unquestionably the rapid development and interest in introducing conversational systems in all the activities of our daily life consolidates the premise that the more widespread its use, the greater the amount of personal data that will be available to third parties and consequently various considerations about privacy must be rethought.