El agua ha sido un factor clave en la localización de las ciudades a lo largo de la historia, ha influido en la disponibilidad de recursos y en la calidad de vida de las personas. Muchas ciudades se han establecido cerca de fuentes de agua, como ríos, lagos o manantiales, para asegurar el abastecimiento de agua para el consumo humano, el riego y otros usos. Además, los ríos han sido utilizados como rutas de transporte para la navegación y el comercio desde la antigüedad. Por ello, las ciudades que se encuentran cerca de ríos importantes o del mar, a menudo se han desarrollado como puertos comerciales y centros de transporte. Pero el agua también ha influido en las pautas culturales de los habitantes de las ciudades, y ha sido un elemento clave en las prácticas religiosas y espirituales, las festividades y celebraciones, la arquitectura y el diseño urbano, y el patrimonio cultural. En muchas culturas, el agua tiene un valor sagrado y espiritual. Por otra parte, muchas culturas han desarrollado estilos arquitectónicos y un tipo de diseño urbano que refleja su relación con el agua. Esto ha convertido al agua en un elemento clave de su patrimonio cultural