Desde el enfoque de servicio público, el caso de Iurislandia y el estado de sus tribunales, puede servir de ejemplo para poner énfasis en una de las causas más importantes que determina que muchas administraciones públicas no funcionen como debieran. Como acertadamente señala José López Calvo, el político, por una parte, dibuja para los funcionarios unas favorables condiciones de trabajo (el sueldo es otra cosa), y por otra, les exige unos resultados incompatibles con dichas condiciones, desplazando la responsabilidad de la ineficiencia a los gestores de dichas organizaciones.