El agotamiento de las posibilidades terapéuticas es presupuesto de la declaración de incapacidad permanente. Se debe tener constancia de que el sujeto no va a experimentar una mejoría con las técnicas médicas y farmacológicas prescritas. Especialmente cuando la situación médico-clínica no permita concluir que las dolencias acreditadas producen limitaciones relevantes en la capacidad funcional de la persona trabajadora que impidan o dificulten la realización de las tareas fundamentales de su profesión habitual.