El actual contexto económico mundial implica un esfuerzo creciente de capitalización por parte de las empresas. En el caso de las cooperativas, resulta difícil asegurar que sus miembros realicen este esfuerzo, puesto que se sienten poco motivados ya que, legalmente, la remuneración de su capital es muy reducida (o inexistente), y además, esta capitalización no les confiere ninguna capacidad de decisión adicional dada la vigencia de la ley “un hombre, un voto”. En Portugal se están dando las primeras alianzas estratégicas entre cooperativas para mejorar la competitividad de sus asociados y posibilitar la obtención de condiciones económicas estructurantes. Encontramos un ejemplo ilustrativo de esta realidad en el sector cooperativo agrícola lechero, en la constitución de Lactogal, S.A. ¿Conseguirán las cooperativas fundadoras preservar su vocación, mantener su especificidad y, simultáneamente, consolidarse?