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Ana García García
En la actualidad, la inteligencia artificial aplicada a la gestión laboral algorítmica conlleva un notable aumento de los poderes empresariales. A su vez, supone, por un lado, una afectación directa a la misión esencial del Derecho del Trabajo (el equilibrio de poderes de las partes de la relación laboral) y, por otro lado, el impacto directo en las condiciones laborales (y vitales, dada la centralidad del trabajo en nuestra sociedad) de las personas trabajadoras. Si bien la tecnología es una compañera permanente del Derecho del Trabajo, la disrupción tecnológica provocada por la inteligencia artificial parece haberse encontrado con una brecha regulatoria. No obstante, en este artículo se defiende la intervención activa del iuslaboralismo para garantizar unas condiciones de trabajo dignas, los derechos fundamentales de las personas trabajadoras e incluso la evitación de posiciones de rechazo frontal a la tecnología como el neo-ludismo.
Currently, artificial intelligence applied to algorithmic labour management leads a significant increase in corporate powers. At the same time, it supposes, on the one hand, a direct impact on the essential mission of Labour Law (the balance of powers of the parties to the employment relationship) and, on the other hand, a direct impact on the working (and living, given the centrality of work in our society) conditions of workers. Although technology is a permanent companion of Labour Law, the technological disruption caused by artificial intelligence seems to have encountered a regulatory gap. Nevertheless, this article defends the active intervention of Labour Law in order to guarantee decent working conditions, the fundamental rights of workers and even the avoidance of positions of outright rejection of technology such as neo-luddism.
