Gonzalo García-Espona García
Desde hace años existe un mensaje omnipresente en la transición ecológica en lo relativo a la movilidad: la electrificación. El vehículo eléctrico siempre ha sido un tema controvertido, pero hoy en día parece inevitable. Desde el punto de vista de la oferta, en Europa y en España la industria automovilística ha sido históricamente líder en el mundo. Una industria con importantes efectos arrastre hacia delante y hacia atrás. Mientas que China y Estados Unidos se han centrado en la seguridad y la reducción de dependencias del exterior, la UE, hasta hace unas semanas, ha seguido políticas que han defendido el aperturismo comercial. Desde el punto de vista de la demanda, se puede observar como el análisis es más complejo. Es precisamente la incertidumbre o el desconocimiento en torno a múltiples cuestiones lo que mantiene reticente al consumidor a la hora de aceptar la transición eléctrica. El vehículo eléctrico es, en definitiva, una necesidad medioambiental, una demanda impuesta y una oferta inquieta ante los cambios que se avecinan. Es un futuro desconocido pero seguro en el que los diferentes actores ya perciben como inevitable la necesidad de actuar.