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Durante la Guerra Civil, el monasterio de Montserrat fue incautado por la Generalitat de Catalunya con el fin de protegerlo. Carlos Gerhard fue nombrado su conservador.
En abril de 1938, el recinto se convirtió en un hospital militar del Ejército del Este. En la planta baja del edificio de Nostra Senyora se instaló una biblioteca con unos 300 volúmenes.
El Gobierno de la República formó un cuerpo de maestros, llamado Milicias de la Cultura. En Catalunya, la Generalitat impulsó el Servei de Biblioteques del Front. Ambos servían libros en el frente y en los hospitales.
Los libros conservados en Montserrat formaron parte de los fondos de las Milicias de la Cultura. Durante los años posteriores a la guerra, algunos de los libros procedentes del hospital militar se incorporaron a la biblioteca y otros se reservaron hasta que finalmente se han integrado en el catálogo de la Abadía de Montserrat.
