El devenir político y electoral de la opinión pública se explicaría hoy en día mucho más en clave psicológica, pese a los esfuerzos pedagógicos por introducir argumentos racionales y datos objetivos en la conversación colectiva. Por ello, cuando se incluye una perspectiva psicoanalítica en el análisis de los comportamientos políticos, adquiere sentido la referencia a unas "sociedades malhumoradas", donde la racionalidad se diluye progresivamente en beneficio de la visceralidad y la incoherencia.