Manuel Costas Duarte
Perfecto Costas Otero es uno de los pocos artistas plásticos que demostró su talento en su centro de trabajo, la primera cristalería de Ga licia conocida por "Cristalería La Belga", donde se inició como proyectista y dibujante para la decoración de vidrio plano.
Tras su jornada diaria de trabajo, impartió clases durante varios años en la Escuela de Artes y Oficios de Vigo junto con el recordado profesor Maximiliano Vidales Espinosa en la modalidad de dibujo de figura y adorno, y en di bujo de croquis acotados. El dominio y conocimiento de la técnica se puede ver en muchos de sus trabajos como las vidrieras que decoran la iglesia de las Carmelitas de Vigo entre muchas otras...
Desde los cuatro años vivió en el barrio marinero del Berbés, guardando muchos recuerdos y conocimientos marítimos que le sirvieron para plasmar en sus lienzos a lo largo del tiempo, escenas inagotables del mar, concreta mente de las costumbres de las gentes de la ría de Vigo. Posiblemente fuera el artista que mejor supo pintar marinas por su maestría en el oficio, ya que fue marinero y por la exactitud en la presentación de figuras y objetos.
Para este pintor de formación autodidacta, el tema recurrente en sus cuadros a lo largo de los años son las marinas, el mar. Llama poderosamente la atención como muchos artistas se sienten atraídos por este tema a lo largo de la historia de la pintura.
Costas Otero siempre ha pensado que para pintar el mar hay que haberlo visto, porque cada mar tiene colores, movimientos y luz diferentes. Principalmente pintó las rías gallegas, ya que disponemos de una costa muy rica y variada en sus formas, contrastes y paisaje.
Su obra posee colores vivos y matices muy diversos ya que plasmaba a la perfección en el lienzo, la esencia del lugar y la luz del momento del día.
En su tiempo libre, su pasión fue la pintura al óleo, acuarela y plumilla, destacando sobretodo como un buen dibujante de figura humana.
Perfecto Costas "Pucho" tuvo una vida plena, que le gustaba asumir con humildad. Su lema era: en la vida hay que ser normal, y en verdad lo era. Su prodigiosa vitalidad le permitió vivir 99 años en plenitud, pintando casi hasta el final de su vida.
Perfecto Costas Otero is one of the few plastic artists who de monstrated his talent in his workplace, the first glass factory in Galicia known as "Cristalería La Belga", where he began as a designer and draughts man for flat glass decoration.
After work, he taught classes for several years at the School of Arts and Crafts in Vigo together with the well-remembered professor Maximiliano Vi dales Espinosa in figure and ornament drawing, and in bounded sketch dra wing. The mastery and knowledge of the technique can be seen in many of his works such as the stained glass windows that decorate Carmelita's church in Vigo.
Since he was four years old, he lived in the fishing district of Berbés, kee ping many memories and maritime knowledge that helped him to capture on his canvases over time, inexhaustible scenes of the sea, specifically the cus toms of the people of the Vigo estuary. He was possibly the artist who best knew how to paint seascapes due to his mastery of the trade, since he was a sailor and due to the accuracy in the presentation of figures and objects.
For this self-taught painter, the recurring theme in his paintings over the years is the seascape, the sea. Many artists have been attracted to this theme throughout the history of painting.
Costas Otero has always thought that to paint the sea you have to have seen it, because each sea has different colours, movements and light. He mainly painted Galician estuaries, since we have a very rich and varied coast in its forms, contrasts and landscape.
His work has bright colors and very diverse nuances, as he perfectly cap tured the essence of the place and the light of the time of day.
In his free time, his passion was oíl painting, watercolor and nib painting, standing out above all as a good draftsman of the human figure.
Perfecto Costas "Pucho" lived a full life, which he accepted with humility. His motto was: in life you have to be normal, and he really was. His prodi gious vitality allowed him to live 99 years, painting almost until the end of his life.