La pandemia ha evidenciado las debilidades de las Administraciones públicas, incrementando su distancia con la sociedad y debilitando su legitimidad y la confianza ciudadana. A este alejamiento contribuye la economía globalizada que está creando nuevas experiencias relacionales y una culturización en los ciudadanos alejada de las que mantienen con la Administración. Ante esta situación, la Administración tiene la responsabilidad de potenciar el conocimiento y la innovación pública para soldar las brechas sociales; debe contemplar la actual revolución digital como oportunidad para refundar la Administración; y necesita establecer un cambio radical en su cultura, principios, valores y creencias con el fin de alinearse con las necesidades ciudadanas. Estos cambios son precisos para que pueda seguir desempeñando una función intermediadora relevante en la sociedad