Alfonso Carlos Sáiz Valdivielso
Concluye 1999 sin el más leve signo recordatorio de un político singular, que hizo arte de la oratoria, de cuya muerte se han cumplido cien años. Con sentimiento de vergüenza ajena ante la incuria del olvido, el presente trabajo pretende recuperar, siquiera en parte, la memoria de un ilustre y esforzado luchador por la libertad, a quien la dogmática española de los derechos fundamentales debe una interesantísima aportación parlamentaria en las Cortes Constituyentes que hicieron posible la Constitución de 1869.