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Estas breves líneas tiene como propósito reintroducir una respuesta, que ya antiguos de Oriente y Occidente han dejado en sus milenarias sabidurías, y que por entendidas con frecuencia olvidamos, a un problema igualmente ancestral, qué debemos hacer quienes hemos abrazado a la Filosofía, más que como oficio o profesión, como uno de los modos de vivir más genuinos para nuestra especie, cuando el bullicio de la novedad tecnológica parece amenazarnos en nuestro fuero interior, en nuestra privacidad, y en el cobijo de la necesaria cotidianidad familiar y de los afectos; el silencio reflexivo, ocioso que nos guarece de la inmediatez productiva y de los juicios de quienes nos rodean.
El recorrido que nos lleva a la respuesta de la Filosofía, nos hace recordar las tradiciones ascéticas contemplativas y alegorías como la de la caverna platónica, donde corremos el riesgo de quedar obnubilados por el resplandor de las luces casi permanentes que la tecnología, con sus bondades, nos ha traído en esta IV Revolución Industrial, donde la respuesta en cuestión sigue siendo la necesaria división entre lo público y lo privado, la acción, la producción para el consumo, frente al calor, protección y silencios de la saludable privacidad, genuino espacio, por demás, para procesar la velocidad de caudal informativo con que se nos reta por todos los flancos posibles.
The purpose of these brief lines is to reintroduce an answer, which ancient people from East and West have left in their millenary wisdoms, and which we often forget because we understand them, to an equally ancestral problem: what should those of us who have embraced Philosophy, more than as a trade or profession, as one of the most genuine ways of living for our species, do when the bustle of technological novelty seems to threaten our inner self, our privacy, and the shelter of the necessary daily family life and affection; the reflective, idle silence that shelters us from productive immediacy and the judgments of those around us.The journey that leads us to the answer of Philosophy reminds us of the contemplative ascetic traditions and allegories such as that of the Platonic cave, where we run the risk of being dazzled by the brightness of the almost permanent lights thattechnology, with its benefits, has brought us in this IV Industrial Revolution, where the answer in question continues to be the necessary division between public and private, action, production for consumption, versus the warmth, protection and silences of healthy privacy, a genuine space, moreover, to process the speed of information flow with which we are challenged from all possible sides.
