Madrid, España
El resurgimiento de la inflación en la segunda década del siglo XXI ha provocado un aumento del estudio de sus causas y orígenes. En el presente artículo, se procura examinar la interrelación entre la inflación y una variable que tiende a obviarse en las discusiones actuales: la educación financiera. La rápida y constante evolución de los mercados financieros y la tecnología está brindando a los consumidores un acceso sin precedentes a diversas opciones de inversión y herramientas financieras. En este contexto, la educación financiera se convierte en un recurso esencial para ayudar a los individuos a comprender y aprovechar estas oportunidades de manera efectiva, planificando de manera más óptima sus horizontes de consumo e inversión y adaptando sus expectativas de inflación —expectativas que tienen un impacto importante en la inflación—. Un mayor grado de educación financiera de la población redunda directamente en unas expectativas de inflación más ajustadas a la realidad, pudiendo mitigar efectos adversos en la inflación futura.