Para erradicar la desigualdad y la violencia contra las mujeres es también primordial trabajar con hombres, tanto condenados como no condenados. Los fondos públicos deben destinarse a fortalecer la protección de las mujeres víctimas y sus hijos/as, pero también a prevenir la violencia en todas sus formas, evitar que los condenados vuelvan a hacer daño a sus víctimas y a otras futuras, previniendo con ello también que sean modelo dañino de referencia para sus familiares y allegados. Al margen de la delincuencia, también es fundamental ayudar a los hombres que necesiten asesoramiento o tratamiento por los muchos motivos que se exponen en este artículo.