Este ensayo articula una doble hélice en función con el pensamiento de Badiou, enfocándose en vislumbrar a la política como condición de la filosofía. De acuerdo con este autor, la filosofía como tal, se centra en lo que Badiou llama "la Idea del comunismo" y nosotros llamaremos "el comunismo de la Idea". El primero se refiere al comunismo como Idea por excelencia, mientras que el segundo concierne a la Idea como comunismo filosófico. La primera sección del ensayo desentraña la Idea del comunismo como una interacción compuesta de política, historia y subjetividad en la medida en que cada uno de estos elementos no puede tomarse por sí mismo. Contrariamente a la post-ideología, Badiou condena la pretensión de que deberíamos vivir sin un marco ideológico en la medida en que esto nos pide vivir sin una Idea. La segunda sección se centrará en el comunismo de la Idea como resultado del proyecto filosófico más amplio de Badiou y sus principales gestos platónicos. Las preocupaciones más amplias de Badiou se refieren al compromiso de vivir con una Idea como finita, infinita y transfinita hasta el punto final de que la filosofía misma se caracteriza por estar destinada al comunismo. El quid de que cualquiera puede llegar a ser un filósofo serio si, parafraseando a Diotima en el Simposio de Platón, se presta graciosamente al proceso de las verdades como compromiso fundamental.
This essay articulates a double helix at work in Badiou’s thought on politics as a condition of philosophy and philosophy as such by focusing on what Badiou calls “the Idea of communism” and we will call “the communism of the Idea.” The former refers to communism as an Idea par excellence, while the latter concerns the Idea as a philosophical communism. The first section of the essay unpacks the Idea of communism as a composite interaction of politics, history, and subjectivity insofar as each of these elements cannot be taken in themselves. Contrary to post-ideology, Badiou condemns the claim that we should live without an ideological framework insofar as this asks us to live without an Idea. The second section will focus on the communism of the Idea as the result of Badiou’s broader philosophical project and its major Platonic gestures. Badiou’s broader concerns pertain to the commitment to live with an Idea as finite, infinite, and transfinite to the endpoint that philosophy itself is characterized to be destined for communism. The crux that anyone can become a serious philosopher if, to paraphrase Diotima in Plato’s Symposium, they gracefully lend themselves to the process of truths as their fundamental commitment.