El tratamiento que Alain Badiou hace de los objetos en Lógica de los mundos es a la vez rico y muy técnico, aunque sus desafíos terminológicos se ven suavizados por el uso que hace de ejemplos esclarecedores. Este artículo aborda el tema desde una doble perspectiva. En un primer sentido, la teoría de los objetos desarrollada a través del relato de Badiou de una protesta imaginada en la Plaza de la República de París conserva dos aspectos cuestionables de las posiciones existentes en la filosofía occidental: (1) la noción de que el objeto es un conjunto de cualidades (que se encuentra proverbialmente en Hume, pero también en el "objeto trascendental=X" de Kant), y (2) la suposición en última instancia idealista de una posible isomorfía entre apariencia y realidad. Pero en un segundo sentido, el relato trascendental de los mundos de Badiou le conduce a una fascinante teoría de las entidades ejemplares, que es inmune a las críticas de la ontoteología realizadas por Heidegger y Derrida. Esto puede verse en su relato del “functor trascendental” en la decisiva victoria de Alejandro Magno sobre Darío III en la batalla de Gaugamela en el 331 a.C.
Alain Badiou’s treatment of objects in Logics of Worlds is both rich and highly technical, though its terminological challenges are softened by his use of illuminating examples. This article takes a twofold approach to the topic. In a first sense, the theory of objects developed in Logics of Worlds by way of an imagined protest at the Place de la République in Paris exhibits two questionable aspects: (1) the notion that the object is a bundle of qualities (found proverbially in Hume, but also in Kant’s “transcendental object=X”), and (2) the ultimately idealist assumption of a possible isomorphy between appearance and reality. But in a second sense, Badiou’s transcendental account of worlds leads him to a fascinating theory of exemplary entities, one that is immune to the critiques of onto-theology made by Heidegger and Derrida. This can be found in his account of the “transcendental functor” in Alexander the Great’s decisive victory over Darius III at the Battle of Gaugamela in 331 B.C.E.