México es un gran país y un socio importante de Espa1ia, que vive un acelerado proceso de internacionalización de su economía y normalización de su vida política y social. El año 2000 reviste una significación especial para México, al plantearse por primera vez en más de sesenta años la posibilidad real de que acceda a la Presidencia un partido distinto del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Tras la crisis de 1994, el Gobierno optó por un ajuste económico riguroso que, si bien acentuó a corto plazo la recesión en los dos años siguientes, permitió una rápida vuelta a una senda de crecimiento importante y el acceso a los mercados internacionales de capitales. En 1999 parece consolidada la recuperación económica, si bien el entorno internacional y la proximidad de las elecciones pueden condicionar a corto plazo la evolución de la economía. Pese a estas notas positivas, México sigue siendo un país poco vertebrado, con una economía dual, notables desigualdades sociales e importantes desafíos políticos, económicos y sociales ante el fin de siglo.
Este proceso de apertura, unido a la previsible firma de un Acuerdo de librecambio con la Unión Europea presenta importantes oportunidades para el empresario español, tanto en la exportación como en la inversión directa: México se ha consolidado como una importante plataforma exportadora gracias a sus Acuerdos de Libre Comercio, y puede constituir una interesante puerta de entrada al mercado norteamericano, a través del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), para un mejor aprovechamiento de ellas, resulta vital que el empresario que se acerque a México prescinda de sus ideas previas acerca de la proximidad cullural entre los dos países y entienda la necesidad de conocer un nuevo país, con sus particularidades y su identidad propia.