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En la COP28, 198 países firmaron el histórico Acuerdo de Dubái para abordar la crisis climática, estableciendo metas ambiciosas como limitar el calentamiento global a 1,5°C. Aunque refleja una determinación global para transitar hacia la sostenibilidad, su éxito depende de factores cruciales como la voluntad política, la cooperación internacional y la participación activa de la sociedad civil. Este acuerdo, centrado en la urgencia de actuar, presenta fortalezas como el reconocimiento de la necesidad de abandonar los combustibles fósiles y la creación de un fondo de pérdidas y daños. Sin embargo, enfrenta desafíos, como la falta de concreción y mecanismos de rendición de cuentas. A pesar de ello, representa una oportunidad histórica para el cambio climático, requiriendo acciones tangibles y esfuerzos concertados para convertirse en un punto de inflexión hacia la sostenibilidad global.
