Este texto se plantea como una aproximación al potencial de la cartografía social como herramienta para la gestión del patrimonio. Se parte de la reivindicación del papel de las técnicas de investigación social en el marco de la reconceptualización del patrimonio impulsado por los Estudios Críticos del Patrimonio y la Arqueología Pública, que lo entienden como un proceso de continua resignificación política y social. Desde este planteamiento teórico, se presenta la necesidad de repensar los modelos de gestión patrimonial hacia fórmulas más atentas a los contextos y más comprometidas social y territorialmente. La cartografía social, por su voluntad de proyectar otras lecturas sobre el territorio a través de procesos participativos, constituye una vía de gran interés para pensar esas nuevas formas de gestión. Por ello, en estas páginas se incide en la teoría y la praxis de los mapeos colectivos, a partir de la literatura científica existente y de la propia experiencia en proyectos desarrollados en València (España). Por último, se reflexiona sobre las posibilidades y las limitaciones de esta herramienta.