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Francisco Belaúnde Matossian
La pérdida relativa de la influencia francesa en África no debería sorprender en un contexto de competencia entre varias potencias por marcar su presencia en el continente. Sin embargo, ese fenómeno, que podría considerarse como inevitable, se agrava actualmente por la extensión de un sentimiento de rechazo a Francia en varias de sus excolonias, como República Centroafricana, Mali y Burkina Faso. Ello obedece a razones imputables a la propia Francia, así como a la acción de Rusia, que, desde hace pocos años, se muestra bastante emprendedora en esa zona. Entre las primeras se puede mencionar el recuerdo de los abusos de la época colonial, así como del período de la llamada Francafrique y ciertas torpezas actuales; las segundas conciernen básicamente la propaganda y la narrativa rusas difundidas profusamente en el continente. El gobierno francés busca reaccionar con algunas acciones que pueden ser consideradas acertadas, pero está claro que su esfuerzo tomará cierto tiempo en rendir frutos.
The relative loss of French influence in Africa should not be surprising in a context of competition among various powers to mark their presence on the continent. However, this phenomenon, which could be considered inevitable, is currently aggravated by the spread of a feeling of rejection of France in several of its former colonies, such as the Central African Republic, Mali and Burkina Faso. This is due to reasons attributable to France itself, as well as to the action of Russia, which, in the last few years, has shown itself to be quite enterprising in that area. Among the first, we can mention the memory of the abuses of the colonial era, as well as the period of the so-called Françafrique and certain current clumsiness; the latter basically concern the Russian propaganda and narrative widely disseminated on the continent. The French government seeks to react with some actions that can be considered wise, but it is clear that its effort will take some time to bear fruit.
