La conocida y mediática propuesta de semana de cuatro días laborales, o con carácter más general el planteamiento político de reducir la jornada máxima legal, es una idea que debe ser integrada en toda la complejidad normativa de transformación dinámica del tiempo de trabajo. Desde esta premisa, hago constar que con la legislación vigente es ya perfectamente viable articular jornadas semanales de cuatro días en sus distintas formulaciones. Este estudio valora estas propuestas políticas y los programas de incentivos públicos, que las acompañan, con un detallado análisis de los argumentos favorables y contrarios a las jornadas semanales de cuatro días. El análisis valorativo es concluyente en la necesaria conexión de esta distribución horaria con la productividad y viabilidad empresarial, el papel relevante de la negociación colectiva en su posible implantación y la falta de conveniencia de una intervención legal directa para conseguir este objetivo.
The well-known and media proposal of a four-day week, or more generally the political approach of reducing the maximum legal working day, is an idea that must be integrated into all the regulatory complexity of dynamic transformation of working time. From this premise, I note that with current legislation it is now perfectly viable to articulate four-day weeks in their different formulations. This study evaluates these policy proposals and the public incentive programs that accompany them, with a detailed analysis of the arguments for and against four-day weeks. The evaluative analysis is conclusive in the necessary connection of this time distribution with productivity and business viability, the relevant role of collective bargaining in its possible implementation and the lack of convenience of direct legal intervention to achieve this objective.