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Desde que Xi Jinping se convirtió en secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh), el Sueño Chino de Rejuvenecimiento Nacional ha emergido como la principal meta del país. Este imperativo surge en contraposición al Siglo de Humillación Nacional, cuando China fue convertida en una entidad semicolonial por la fuerza y fue obligada a ceder soberanía y firmar tratados desiguales. En este artículo explicaré la forma en que el concepto del Sueño Chino de Rejuvenecimiento nacional ha llevado la política exterior china de una orientación de bajo perfil a una más asertiva y ambiciosa. Explicaré asimismo el rol que el nacionalismo juega para fortalecer la legitimidad política del partido estado y como ha propiciado el surgimiento e la Diplomacia de los Lobos Guerreros. Asimismo, se argumenta que Xi ha asumido un enfoque doble en materia de política exterior. Por un lado, China se presenta como una gran potencia benigna que aboga por la lógica de ganar-ganar en la cooperación internacional. La creación de una Comunidad de Futuro Compartido y de un Nuevo Modelo de Relaciones Internacionales. Sin embargo, al mismo tiempo se ha comprometido a defender decididamente los intereses fundamentales de China, la legitimidad política del PCCh y reformar el orden internacional sobre la base de los valores políticos e intereses de China. Asimismo, se explicará la forma en la que Xi Jinping ha centralizado el poder y reformado el aparato de toma de decisiones en materia de política exterior.
Since Xi Jinping became General Secretary of the Chinese Communist Party (CCP), the Chinese Dream of National Rejuvenation has emerged as the country´s ultimate imperative.This goal stands in stark contrast to the Century of National Humiliation, when China was turned into a semi-colonial entity by way of force and compelled to cede its sovereignty and sign unequal treaties. In this article I will explain how Xi Jinping´s concept of Chinese Dream of National Rejuvenation has shifted China’s Foreign Policy approach from a low-profile orientation to a more assertive and ambitious one. Additionally, I will illustrate the role which nationalism plays in the strengthening of the party-state’s political legitimacy and how it is related to the emergence of the Wolf Warrior Diplomacy. Furthermore I will argue Xi has embraced a two-pronged foreign policy approach. On the one hand, China is portrayed as a benign major power which advocates win-win international cooperation, the creation of a Community of Shared Future and a New Model of International Relations. Nevertheless, at the same time it vows to strongly defend China’s core interests, CCP’s political legitimacy and reshape international order along the lines of Chinese political values and imperatives. Furthermore, I will illustrate how Xi has centralized power and reformed the foreign policy decision-making apparatus.
