Para conocernos y comprendernos, tenemos que partir de un modelo de comportamiento humano con el que comparar nuestra conducta. Los modelos más útiles han de ser sólidos y estar basados en la evidencia. Dentro de los modelos existentes, los motivos y valores son mucho más predictivos de la práctica profesional exitosa que los de personalidad, ya que los motivos son las causas del comportamiento, mientras que los estilos de personalidad pueden mostrar tendencias no necesariamente relacionadas con el éxito profesional.